Reportaje: #356
Si vives en una
cueva y te proteges del frío con cueros de animales, es posible que seas un
ancestro del ser humano. Podrían ser unos neandertales escapando del frío del
norte. Si vives en el décimo piso de un edificio, entonces eres una persona de
una sociedad civilizada, tecnológicamente avanzada y altamente inteligente.
Los animales son
indexados o clasificados según el ambiente en el que viven. Las aves son los
habitantes del espacio aéreo.
Los animales con
patas, pero sin alas en general, son habitantes de la tierra firme, con la
posibilidad de esconderse en las alturas de los árboles o bajo la tierra, en
cuevas cavadas por ellos mismos.
Por último,
tenemos a los habitantes de las aguas: peces y no peces, mamíferos con la
habilidad de nadar y bucear, pero con la necesidad de respirar aire.
Las plantas,
inmóviles, no son consideradas animales porque no pueden moverse de un lugar a
otro. Ahí me pregunto: ¿quién hizo esta clasificación rudimentaria y antigua?
¿Darwin? ¿Humboldt?
Tan simple se
clasificaron los elementos: piedra, planta, animales y, por encima de todo, el
hombre.
No hay lugar para
intermediarios. Una planta no puede pensar porque está quieta.
Un perro puede
correr, por eso puede pensar, pero no razonar, y menos dar testimonio de la
gloria de Dios y de su creación, aunque forme parte justamente de esa creación.
El hombre, por
suerte, puede caminar, puede pensar y puede todo el día dar gracias al
todopoderoso Dios. Por ende, se unirá con su creador apenas se despida de una
vida llena de penas.
Las plantas,
creadas por el mismo Dios, no tienen nada que el poderoso quiera ver en su
residencia en el cielo.
Después de la
caída de un árbol, posiblemente tras una vida más larga que la de un hombre,
con menos pecados acumulados y una existencia vivida en meditación y en
silencio –al menos para los oídos sordos del hombre–, no tiene cabida en el
cielo.
El perro, el
tigre y el cocodrilo, entre otros, no van al cielo porque mordieron muchas
veces carne fresca y ajena sin preguntar y, menos aún, sin pagar. Por eso son
clasificados como animales sin razonamiento; no hay nada que perdonarles, pero
tampoco les reconocemos un lugar en la eternidad divina. Ni en esta vida
reciben reconocimiento alguno, por ejemplo, por ser fieles a su amo en el caso
de los perros.
El pez puede
moverse, pero no puede hablar, así que tampoco vale nada. Hay que matarlo y
comerlo en cantidad.
Solo sirven
algunas partes de los animales exóticos para aumentar un poco nuestro apetito
sexual: las aletas de un tiburón, los colmillos de los elefantes, el cuero de
animales silvestres para zapatos y algunas otras cosas que no vale la pena
listar. Para conseguir una aleta o un par de colmillos, lógicamente, hay que
matar al individuo. No importa, es solo un animal.
Este es nuestro
punto de vista.
Mirado desde la
altura entre el cielo y esta tierra abajo, nosotros, con nuestro ego casi
tocando el cielo, pero de ninguna manera tocando ya la tierra, este elemento
sucio.
No quiero seguir
con ejemplos de nuestra ignorancia. Quien entienda lo que quiero decir, ya lo
entenderá. Y quien no, no soy nadie para enseñar a nadie. No soy científico,
como muchas veces ya les dije.
Ahora pasa algo
raro en los últimos veinte años.
Estamos
explorando un poco más nuestro entorno. Esto incluye el espacio, las lunas, los
planetas y hasta galaxias lejanas. Cada imagen y cada información de los
distintos sensores de nuestros satélites nos traen datos que debemos analizar y
filtrar.
Filtrar es la
palabra que normalmente se usa para separar una suciedad de un producto limpio.
También se entiende como la separación de dos productos, ya sean diferentes
elementos, como agua y otros materiales, o materiales sólidos.
También se puede
filtrar información. Se puede interceptar información secreta o permitir que
pase una palabra y otra no. Información de charlas entre personas de poca
importancia, como hablar sobre el tiempo, se deja pasar, puede circular por
todos lados. Pero si se usa una palabra clave, como terrorismo, armas, drogas o
los nombres de los presidentes más importantes, se inicia la filtración. Las
palabras clave son redirigidas a un servidor para un análisis personal.
La información,
de cualquier índole, hoy en día, y posiblemente en todos los tiempos, es
filtrada, es decir, analizada primero con un filtro para determinar si está
permitida o no. Con la automatización, es cada vez más fácil para el poder, sea
quien sea, filtrar y manipular la información. También se puede usar el filtro
para dejar pasar información prefabricada, con valores manipulados, aunque no
necesariamente falsos. Como en el caso de la propaganda, que muchas veces
promete algo que no ofrece en el producto final.
Observen en su
programa de correo electrónico, cuando hablan con un amigo sobre los últimos
teléfonos celulares, por ejemplo. En el mismo correo aparece, como por arte de
magia, una publicidad de algún teléfono. ¡Qué casualidad!, pensarán. Este es el
resultado de un filtro.
Ahora, por fin,
llegamos a mi reportaje de hoy.
En mis paseos por
Marte, me encontré otra vez con un individuo o un pequeño grupo familiar de
alguna forma de vida.
Nadie lo reconoce
todavía como forma de vida, así que no tiene nombre de raza, mucho menos nombre
de individuo. Vuelvo al inicio de mi reportaje, donde pregunté: “Dime donde
vives, y te diré quién eres”.
Primera
clasificación Este individuo vive en Marte.
Entonces, es un extraterrestre. Correcto. Este individuo es un extraterrestre
que vive en Marte, nuestro planeta hermano.
Segunda
clasificación Vamos a hacerla más rudimentaria que aquí en la Tierra. Este ser
no vuela, así que no tiene nada que ver con un ave. Correcto. No camina, así
que no es un animal. La imagen es una instantánea, no podemos descartar que
pueda moverse, aunque en este caso no parece muy probable.
No está nadando,
qué pregunta, si en Marte no hay agua, así que no es un pez. Correcto en cuanto
a que no está nadando, pero no es correcto que en Marte no haya agua. Para
clasificar a este individuo o esta raza, queda la categoría de lo que en la
Tierra clasificaríamos como flora, es decir, plantas en sus incontables formas.
Correcto, ahí lo
clasificaría, sin determinar si tienen inteligencia o no, como una planta o una
mezcla entre hongos y musgo, aunque se observa un alto grado de organización en
grupos y una adaptación al ambiente.
Pero aún veo más
en estos seres.
Tienen que tener
sensores para encontrar los lugares de su preferencia para vivir y la capacidad
de llegar a esos lugares. Se ve que tienen la posibilidad de crecer, de ocupar
espacios grandes, en dimensiones desconocidas en la Tierra. Mil o miles de metros
de largo es común, y también ocupan kilómetros cuadrados enteros, ellos o sus
parientes.
Confirmo
responsablemente otra vez que en estos individuos se observa una estructura
organizada, buscando lugares de su preferencia, si es posible en grupos o en
grupos familiares.
Siempre se los
encuentra en lugares con alta probabilidad de que haya agua en sus alrededores
o debajo de ellos, ya sea en forma líquida o congelada.
Me alegra poder
decir con certeza que se trata de una forma de vida. Una forma de vida que
reacciona a la presencia de humedad, posiblemente a energías eléctricas o
magnéticas, o a su conjunto. Los campos electromagnéticos podrían ser una forma
de alimentación, como el sol para las plantas en la Tierra. Junto con la
absorción lenta de agua y, quién sabe, sustancias del suelo marciano, tenemos
una forma de vida nueva para nosotros, pero solo una más en este universo.
Al hombre le
cuesta tanto todavía creer que hay vida a cien metros sobre nuestras cabezas.
Ahí empieza el cielo, y este está reservado para nosotros.
Solo cuando
superemos este egoísmo, solo entonces tendremos un lugar en el cielo, pero no
en el cielo de la Biblia, sino en los cielos del universo. El cielo de la
Biblia, si existe, no es menos grande, y la entrada a él depende de cada uno.
La entrada a los
cielos del universo depende de nosotros juntos. Solo una civilización unida
puede abrir la puerta a estos universos e integrarse con otros seres.
Jamás nos
permitirán entrar con bombas escondidas en los bolsillos, como demostramos
recientemente con esa explosión desastrosa que hicimos en la Luna.
Josef Bauer
Como siempre un Wallpaper gratis: Dime donde vives 1024x768 122.7KB
Wallpaper 2 life on Mars 1024x768
Fuente: NASA http://hirise.lpl.arizona.edu/PSP_006873_1800_
http://hirise.lpl.arizona.edu/PSP_006873_1800
http://hirisepds.lpl.arizona.edu/PDS/EXTRAS/RDR/PSP/ORB_006800_006899/
PSP_006873_1800/PSP_006873_1800_RED.NOMAP.browse.jpg
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