Reportaje: #320
Día tras día
observo imágenes de la Luna y de Marte. ¿Cuál es la gran diferencia que se
percibe a primera vista? Nuestra Luna es estéril, aunque no descarto que haya
rincones con algo que podríamos llamar vida. No creo que exista a gran escala,
pero sí pequeñas colonias de bacterias o algo similar, incluso musgos, lo que
ya sería una forma de vida vegetal avanzada. El bombardeo continuo de
meteoritos, incluidos algunos grandes, ha perforado la Luna sin pausa ni piedad
durante millones, o incluso miles de millones de años. Antes, había calor en el
interior de la Luna, y cada impacto provocaba una corriente de lava. Los
cráteres se llenaron con lava y se nivelaron con sedimentos. En muchas imágenes
se ve cómo los cráteres fueron cubiertos. La lava siempre salió hacia el lado
más bajo, derramándose en los alrededores.

Sea como sea,
pocos días después del impacto todo se enfrió, y así ha permanecido hasta hoy.
No hay vegetación que cubra estos cráteres, ni erosión que modifique poco a
poco el paisaje. Solo la capa de polvo aumenta gradualmente. Esto es un pequeño
misterio, pero imagino que los rayos solares ultraintensos, con radiación
activa, destruyen la superficie. Además, los impactos de pequeños meteoritos
actúan como molinos de piedra, generando más y más polvo.
Podemos concluir
que nuestra Luna es bastante estéril y sirve como una memoria espacial, un
registro de la creación, porque se mantiene tal como se formó.

En cambio, Marte
es un planeta vivo, con todo lo que eso implica. A diferencia de nuestra Luna,
Marte está sujeto a cambios constantes, similares a los de nuestro entorno
terrestre. Incluso las estaciones anuales, entre los meses de verano y los de
más frío, influyen en la apariencia cambiante de su superficie. A esto se suman
las variaciones climáticas a lo largo de miles o millones de años, con ciclos
de calentamiento y enfriamiento.

Marte es un
planeta vivo, tanto geológicamente como, muy probablemente, con varias formas
de vida biológica, incluyendo vida vegetal y una fauna con formas muy difíciles
de reconocer para nosotros. Además, es posible que haya existido vida muy
avanzada que, por razones ambientales, dejó de usar el planeta como hogar.
Actualmente, hay
tres grupos distintos en la búsqueda y observación de Marte y otros cuerpos
celestes.
El primer grupo,
por su preparación y objetivos, está en primer lugar: el científico capacitado,
con el deseo de añadir algo al gran tesoro de la humanidad, que es la
información.
La información,
su recopilación y análisis, es el mayor tesoro que poseemos hoy en día. Por
eso, la propiedad intelectual es tan valiosa como los bienes tangibles, como el
hardware, los instrumentos, las máquinas, los equipos, o simplemente una casa,
un patio o un jardín.
Este científico
es lo más valioso para la sociedad, porque busca información abiertamente y
descubre algo nuevo cada día. Hablo de cualquier científico, de cualquier
disciplina. Todas las piezas son valiosas y, unidas a la información de otras
disciplinas, completan cada vez más la imagen de nuestra realidad.
El segundo grupo
también está formado por científicos, pero estos dependen de fondos
gubernamentales, militares u otros grupos secretos. Sus descubrimientos son tan
valiosos como los del primer grupo; todos son científicos altamente
capacitados. Sin embargo, este grupo no puede, o no quiere, compartir sus
hallazgos con el público en general. El sistema político, económico o militar
decide si se publica algo, o todo, de un nuevo descubrimiento. Lamentablemente,
esto ocurre muy raramente o con décadas de retraso.
El tercer grupo
es el de los investigadores privados, con limitaciones en su formación y
recursos económicos. Ahí me encuentro yo, junto con miles de otros buscadores
civiles. Nuestra meta es buscar y conocer la verdad. Tal vez rememos contra el
viento en un bote, y si descubrimos algo, no sabemos comunicarlo de forma
científica o sensacionalista. Nuestra sinceridad, con errores en la descripción
debido a la emoción de un hallazgo, no siempre logra llegar a muchas personas
ni convencerlas de nueva información. Quizás nunca se sume al conjunto de
conocimientos acumulados.
Pero pido a todos
que no pierdan la fuerza, ni los lectores ni los otros investigadores en sus
intentos. Con nuestro esfuerzo, obligamos al segundo grupo a explicar
satisfactoriamente nuestros descubrimientos, y así, poco a poco, salen a la luz
nuevas informaciones.
Hoy les muestro
una anomalía muy hermosa que encontré en mis paseos por Marte: algo similar a
un hexágono, o quizás algo vivo enrollado en forma hexagonal. Podría tratarse
de una formación puramente geológica, resultado de la erosión causada por
diferencias de temperatura. Pero también podría ser algo vivo que comenzó a
crecer en este lugar y se enrolló circularmente sobre sí mismo.
No ofrezco muchas
explicaciones porque no las tengo. Observen esta forma exótica y única en un
entorno muy atractivo y emocionante. Cerca de este hexágono puedo distinguir
algo parecido a un lago, probablemente con agua líquida, pero de eso hablaré en
otro reportaje.
Josef Bauer
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Fuente: Mars Global Surveyor - Mars Orbiter Camera E0600005