Evidencias sobresalientes
Construcciones

24 may 2009

Spaceshuttle and the Hubble – Telescope Parte-II




 

Reportaje: #292


Parte II

La misión STS-125 ha terminado con éxito. Atlantis está en casa, y el Hubble buscará en el futuro próximo estrellas en el pasado lejano. 



El Atlantis, en vuelo boca abajo al término de la misión, recién soltó al Hubble reparado y colocó el brazo en su lugar, al costado dentro del Atlantis. El telescopio está abajo, fuera de la vista de la cámara. El sol amanece detrás de la Tierra y alumbra la atmósfera. Esta franja circular azul, tan frágil, es de la que depende nuestra vida.

Vamos a mirar algunas imágenes de esta exitosa misión.

El Atlantis, como mostramos en el reportaje #291, Parte I, se acercó al Hubble y se conectó con una grúa, un brazo manejado desde dentro de la cabina del Space Shuttle. Con radio y señales manuales, los astronautas se comunican durante el trabajo.

Ustedes tienen que imaginarse, en primer lugar, el acercamiento. El Atlantis, con cálculos exactos, se aproxima a pocos metros del Hubble. En algún momento antes, seguramente, el Atlantis realizó una maniobra de giro y voló boca abajo, o mejor dicho, con el techo del transbordador hacia la Tierra. El techo tiene ventanas, lo que permite ver la Tierra y, en este caso, también el telescopio. En esta posición, boca abajo, se sitúan encima del Hubble y, cuando la velocidad es la misma que la del Hubble, viajan juntos alrededor de la Tierra. No sé cuántas vueltas dieron así, pero en algún momento abrieron el portón o las puertas –no sé cómo llaman al techo del compartimento–. En este compartimento grande están, al costado, dos grúas largas enganchadas. En el medio, los repuestos empaquetados en cajas, totalmente estériles. Lamentablemente, no encontré ninguna imagen del portón, puerta o techo del compartimento. Sería interesante ver cómo se abre y se cierra herméticamente después.

Con la grúa se acercaron centímetro a centímetro y, en algún lugar previsto para tal efecto, engancharon el brazo y lentamente acercaron el telescopio hacia el interior del compartimento del transbordador. Ahí lo fijaron y lo ataron con cuerdas o cables para tal fin. 

 





Los astronautas tienen, de esta forma, el camino más corto posible para el trabajo. Deben salir de la cabina, asegurarse con cables para no alejarse en caso de algún movimiento errado.
 
 

Las herramientas y los repuestos están más a mano que si tuvieran que trabajar lejos del transbordador. Aunque así, necesitan el brazo o la grúa para llegar al tope del satélite o telescopio. La grúa tiene una pequeña base para los zapatos de un astronauta. Asegurados los pies y el cuerpo con cables, pueden trabajar más cómodamente. 

 

El manejo de la grúa siempre se realiza desde dentro, y con señales manuales desde afuera le indican hacia dónde la necesitan. Lógicamente, también hablan por radio. Pero parece que el hombre, incluso en el espacio, no puede desprenderse del lenguaje corporal.

Aprovecho para destacar esta observación mía. Fíjense, observen a los conductores de coches cuando hablan por sus celulares. A veces, en un semáforo, observo esta situación cómica: al lado, en un coche, alguien habla con una persona por teléfono, pero con movimientos de cabeza, dedos, brazos y hombros, ¡y ni hablar de la cara!

Todo se mueve en una charla con una persona no presente. El lenguaje corporal fue lo primero en nuestra evolución. No podemos negarlo. Después vinieron los jeroglíficos, luego el sánscrito y las letras romanas, y por último el inglés, posiblemente una de las lenguas más jóvenes.

Ahora están en el espacio y mueven sus manos para indicar a alguien que se acerque o que suba más arriba, etc. Un contraste, o mejor, una combinación de tiempos. El Hubble nos lleva al pasado, los genes del hombre muestran comportamientos de los inicios de la vida humana, y la tecnología que usan es casi del futuro. ¡Interesante este aspecto!

Pero volvamos al trabajo.

 

Después de cinco días de trabajo, lograron reparar y rejuvenecer el Hubble. Tendrá una vida útil de más de 12 años. Entre 2020 y 2022 está prevista la muerte del Hubble, quemándose al entrar en la atmósfera terrestre. Hasta entonces, nos transmitirá imágenes y datos importantísimos, nunca vistos ni sospechados. 

 

Se hizo un buen trabajo. Aunque con mucho dinero de por medio. Posiblemente, lanzar un nuevo telescopio sería más conveniente. El Herschel y el Planck, recién lanzados, irán más lejos en el pasado, con más resultados que el Hubble, pero, como ya dije, hay que salvar lo que hay.

Hoy, domingo, aterrizaron en la Tierra, aunque no en su base. Seguramente, el Atlantis llegará en algunos días a su base de origen sobre otro avión. 

 

Aclaración: algunas imágenes las muestro giradas 180 grados, es decir, boca abajo, porque así sería correcto desde el punto de vista de un observador fuera del transbordador. La Tierra debe estar abajo, en el medio el Hubble, y encima, también boca abajo, el transbordador. Es más difícil observar el trabajo de los astronautas, pero la otra perspectiva es una ilusión y no real en relación con la posición que le corresponde a la Tierra.


Josef Bauer


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