Reportaje: #292
La misión STS-125
ha terminado con éxito. Atlantis está en casa, y el Hubble buscará en el futuro
próximo estrellas en el pasado lejano.
El Atlantis, en
vuelo boca abajo al término de la misión, recién soltó al Hubble reparado y
colocó el brazo en su lugar, al costado dentro del Atlantis. El telescopio está
abajo, fuera de la vista de la cámara. El sol amanece detrás de la Tierra y
alumbra la atmósfera. Esta franja circular azul, tan frágil, es de la que
depende nuestra vida.
Vamos a mirar
algunas imágenes de esta exitosa misión.
El Atlantis, como
mostramos en el reportaje #291, Parte I, se acercó al Hubble y se conectó con
una grúa, un brazo manejado desde dentro de la cabina del Space Shuttle. Con
radio y señales manuales, los astronautas se comunican durante el trabajo.
Ustedes tienen
que imaginarse, en primer lugar, el acercamiento. El Atlantis, con cálculos
exactos, se aproxima a pocos metros del Hubble. En algún momento antes,
seguramente, el Atlantis realizó una maniobra de giro y voló boca abajo, o
mejor dicho, con el techo del transbordador hacia la Tierra. El techo tiene
ventanas, lo que permite ver la Tierra y, en este caso, también el telescopio.
En esta posición, boca abajo, se sitúan encima del Hubble y, cuando la
velocidad es la misma que la del Hubble, viajan juntos alrededor de la Tierra.
No sé cuántas vueltas dieron así, pero en algún momento abrieron el portón o
las puertas –no sé cómo llaman al techo del compartimento–. En este
compartimento grande están, al costado, dos grúas largas enganchadas. En el medio,
los repuestos empaquetados en cajas, totalmente estériles. Lamentablemente, no
encontré ninguna imagen del portón, puerta o techo del compartimento. Sería
interesante ver cómo se abre y se cierra herméticamente después.
Con la grúa se
acercaron centímetro a centímetro y, en algún lugar previsto para tal efecto,
engancharon el brazo y lentamente acercaron el telescopio hacia el interior del
compartimento del transbordador. Ahí lo fijaron y lo ataron con cuerdas o
cables para tal fin.
Las herramientas
y los repuestos están más a mano que si tuvieran que trabajar lejos del
transbordador. Aunque así, necesitan el brazo o la grúa para llegar al tope del
satélite o telescopio. La grúa tiene una pequeña base para los zapatos de un
astronauta. Asegurados los pies y el cuerpo con cables, pueden trabajar más
cómodamente.
El manejo de la
grúa siempre se realiza desde dentro, y con señales manuales desde afuera le
indican hacia dónde la necesitan. Lógicamente, también hablan por radio. Pero
parece que el hombre, incluso en el espacio, no puede desprenderse del lenguaje
corporal.
Aprovecho para
destacar esta observación mía. Fíjense, observen a los conductores de coches
cuando hablan por sus celulares. A veces, en un semáforo, observo esta
situación cómica: al lado, en un coche, alguien habla con una persona por
teléfono, pero con movimientos de cabeza, dedos, brazos y hombros, ¡y ni hablar
de la cara!
Todo se mueve en
una charla con una persona no presente. El lenguaje corporal fue lo primero en
nuestra evolución. No podemos negarlo. Después vinieron los jeroglíficos, luego
el sánscrito y las letras romanas, y por último el inglés, posiblemente una de
las lenguas más jóvenes.
Ahora están en el
espacio y mueven sus manos para indicar a alguien que se acerque o que suba más
arriba, etc. Un contraste, o mejor, una combinación de tiempos. El Hubble nos
lleva al pasado, los genes del hombre muestran comportamientos de los inicios de
la vida humana, y la tecnología que usan es casi del futuro. ¡Interesante este
aspecto!
Pero volvamos al
trabajo.
Después de cinco
días de trabajo, lograron reparar y rejuvenecer el Hubble. Tendrá una vida útil
de más de 12 años. Entre 2020 y 2022 está prevista la muerte del Hubble,
quemándose al entrar en la atmósfera terrestre. Hasta entonces, nos transmitirá
imágenes y datos importantísimos, nunca vistos ni sospechados.
Se hizo un buen
trabajo. Aunque con mucho dinero de por medio. Posiblemente, lanzar un nuevo
telescopio sería más conveniente. El Herschel y el Planck, recién lanzados,
irán más lejos en el pasado, con más resultados que el Hubble, pero, como ya
dije, hay que salvar lo que hay.
Hoy, domingo,
aterrizaron en la Tierra, aunque no en su base. Seguramente, el Atlantis
llegará en algunos días a su base de origen sobre otro avión.
Aclaración:
algunas imágenes las muestro giradas 180 grados, es decir, boca abajo, porque
así sería correcto desde el punto de vista de un observador fuera del
transbordador. La Tierra debe estar abajo, en el medio el Hubble, y encima,
también boca abajo, el transbordador. Es más difícil observar el trabajo de los
astronautas, pero la otra perspectiva es una ilusión y no real en relación con
la posición que le corresponde a la Tierra.
Josef Bauer
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